ACECHO
Algunos puntos a tener en cuenta para practicar acecho y camuflaje:
1) En la naturaleza existen pocas rectas. El observador buscará siluetas y formas familiares para identificar a los rivales, como una cabeza, una figura humana, que es fácilmente reconocible si está recortada en el horizonte.
2) Evitar colores que aparecen poco en el bosque o el monte (rojo, amarillo, blanco, naranja, etc). Se debe preferir colores oscuros (verde, negro, marrón, beige, incluso azules oscuros, etc).
3) El camuflaje perfecto debe tener maquillaje en el rostro para mimetizarlo. Para eso se debe usar tierra, barro, ceniza de fogón, carbón, corcho quemado, etc. El maquillaje debe ser en toda la cara o en rayas desordenadas y horizontales.
4) Tu silueta puede ser disimulada con ramas y juncos. Recuerda que una silueta recortada en el horizonte es lo más fácil de detectar.
5) Buscar la horizontalidad en todo momento, evitando pararnos.
6) El vuelo repentino de pájaros puede delatar tu presencia, por lo cual debes tener cuidado en no alterarlos.
7) Para camuflarse pueden ser de utilidad tiras de goma para fijar ramas y otros materiales, extraídas de cámaras de auto, camiones o bicicletas.
CÓMO CAMINAR: Cuando camines, apoya la punta del pie porque el golpe del talón es demasiado ruidoso. Recuerda que el silencio es una de las claves del acecho.
PREPARADO PARA MOVERSE:
a) Compruebe y mejore el camuflaje personal.
b) Asegure que su equipo no se enrede fácilmente ni que sea molesto para moverse y verifique no tener objetos inútiles o brillantes como pulseras, cadenas, relojes, anillos y anteojos (éstos se pueden camuflar si son indispensables para ver bien)
c) Disimule la forma de su cabeza con ramas o con un sombrero adecuado.
d) Si es posible, mimetice su rostro.
PLANIFICACIÓN DE MOVIMIENTO:
Cuando deseamos ir de un lugar a otro, memoricemos bien el recorrido más seguro a realizar y al llegar ejecutemos lo siguiente: DETENERSE; ESCUCHAR Y OBSERVAR.
OIDO: El oído reemplaza a la visión como sentido principal en la noche, así que no debes cubrir tus oídos. La comunicación debe ser en susurros o en claves manuales ya establecidas de antemano.
Un ruido fuerte en sentido contrario a nuestra ubicación (arrojando una piedra o una piña hacia otra dirección) puede ser aprovechado para avanzar, retroceder o simplemente despistar al rival.
DIFERENTES TERRENOS:
a) Hierbas altas: No debemos desplazarnos en línea recta, pues la hierba se mueve haciendo ondas que enseguida son identificadas por su artificialidad.
b) Campos arados: Reptar paralelamente a los surcos.
c) Carreteras: Son difíciles de cruzar sin ser vistos. Debemos aprovechar los cruces por puentes, corrientes de agua o tubos de drenaje. También podemos aprovechar las subidas y las curvas.
d) Zonas pedregosas: Debemos evitarlas pues nos arriesgamos a producir sonidos sospechosos. Además los colores de las rocas pueden dejar en evidencia nuestra silueta.
e) Lomas: Al cruzar lomas hay que permanecer lo más abajo posible, ya que podemos ser vistos con facilidad.
ACECHAR:
Es la capacidad de seguir una pista o huella hasta dar con quien la hizo, leer su significado y deducir el posible comportamiento del sujeto rastreado. Para seguir un rastro tienes que darte tiempo de estudiar la huella detenidamente; mírala incluso a contraluz y descubrirás que tiene relieve. En los pastizales se nota por un reflejo distinto, por la inclinación diferente que adopta el pasto al ser pisado; en los terrenos rocosos o duros las huellas se pueden detectar por el movimiento de pequeñas piedras, ramitas rotas, hojas que se voltearon, dejando a la vista el lado no expuesto al sol. Tienes mirar lentamente en semicírculo de izquierda a derecha directamente frente a ti . Es frecuente que las pierdas el rastro y para ello tienes que tomar la posición del sujeto o animal seguido, e intentar imaginar que rumbo tomó: si no da resultado camina formando una espiral, partiendo desde la ultima huella, hasta reencontrarte con el rastro nuevamente. El rastreo necesita de todos tus sentidos. Lo que uno no puede ver es susceptible de ser oído; además el tacto y el olfato te dan un apoyo determinante al acercarte a tu presa. |